viernes, 28 de octubre de 2011

EL FUTURO ES... AHORA!


 
Ya no podemos decir que no sabemos lo que está pasando...

Ya no podemos mirar hacia otro lado...

Esto no es una cuestión de buscar "culpables".

Se trata de una RESPONSABILIDAD COMPARTIDA!!

Hagamos cada uno nuestra parte antes de que sea demasiado tarde... para el Planeta, para nosostros mismos.

La Tierra no es un objeto de consumo indiscriminado. Es un ser vivo!!

La Tierra no es la herencia que dejaremos a nuestros hijos... Es a ellos a quienes se la hemos tomado prestada.

sábado, 22 de octubre de 2011

PENÍNSULA VALDÉS. La ballena que vino a darme un beso


Dicen que Agosto no es buena época para viajar a Patagonia, que el invierno austral es muy duro...

Había soñado con ese viaje a la vuelta de la ruta Transamericana, cinco años antes. En el sueño contemplaba un frío amanecer a la orilla del mar... Cuando desperté sentí que había sido un sueño especial, inquietante de tan real. Aún lo recuerdo como si hubiera ocurrido ayer.

El deseado viaje se fue aplazando. No conseguía organizarme para ajustarme a las fechas ideales, nuestro invierno, para hacerlo coincidir con la primavera-verano allí. Hasta que, un buen día, esa necesidad interna de ave migratoria me apremió tanto que, sin pensar, mis pasos me llevaron a la agencia y me descubrí reservando el viaje en la peor época, que luego resultó, por muchos motivos, la mejor...

Tras una breve estancia en la querida Buenos Aires volamos a Península Valdés. Era plena temporada de ballena franca.
Las había visto antes, hacía diez años, cerca del archipiélago de las Mitsio, en Madagascar, a lo lejos, apenas la cola y una fugaz estela de espuma; y tres años antes en la bahía de Utría (el Chocó, Colombia), desde la playa, un festival de saltos y chorros al atardecer, alucinante!
Pero lo de este año fue insuperable.

Ver las ballenas al amanecer en la playa del Doradillo a mí ya me valió el viaje: Hembras amamantando a las crías al lado de la orilla (la costa gana profundidad tan rápido que se acercan sorprendentemente) y chorros por todas partes.
Luego siguió un delirio de colas, saltos y cortejos nupciales en Punta Pirámides.
Estuvimos un buen rato contemplándolas a placer con motor parado. Hacía un día tan espléndido y soleado que no parecía invierno.
En esto que el vigía nos puso sobre aviso: Una ballena se acercaba... Podían verse las manchas blancas de su lomo bajo el agua. Increíble! Estuvo nadando un rato cerca del costado de la lancha. Subía y bajaba, giraba y torcía la cabeza mostrando un ojo curioso e inteligente (así lo sentí más que lo pensé). Hasta que se alejó y dejamos de verla.
Tras unos momentos de expectación (¿?) ocurrió la magia: Reapareció de repente y enfiló a la barca, subiendo desde el fondo a la vez que se acercaba, muy rápido. Venía directa hacia donde yo estaba asomada. Será posible!!?? Por unos instantes creí que chocaría con nosotros o que golpearía con el morro encima y nos volcaría. Me asusté y pegué un respingo. Pero frenó justo delante de la borda, su morro ante mí, al alcance de la mano...
Fue todo tan rápido que casi no tuve opción más que para darme cuenta de que estaba viviendo un momento que marcaría un antes y un después.
Una amiga dice que se vino a darme un beso... No sé, pero no exagero si digo que hubo unos instantes de comprensión o de conexión con la inteligencia del animal, o de conciencia compartida, como un encuentro cósmico (y no estaba fumada ni me había tomado todavía unas quilmes), que ya no dudaré no fueron un sueño porque está la foto (gracias Celso!), a pesar del/la de la cámara de vídeo que se puso delante de mí. La manchita blanca de la izquierda abajo es la borda de la barca y la roja es el cuello de mi anorak. Qué fuerte!!!
Mi foto salió borrosa, el animal no cabía de tan cerca como estaba, con sus moluscos incrustados, sus barbas y su boca imposible (por fin pude entender cómo es la boca de una ballena!) y yo estaba demasiado emocionada como para fotos.
Me costó contener las ganas de tocarla cuando el capitán de la lancha dijo: "Aunque puedan tocarla no lo hagan!". Pero sí que la toqué, ya lo creo, de un modo muy, muy especial.

Al día siguiente, en Bahía Bustamante, al lado de un pueblo alguero abandonado, pudimos ver más abriendo la boca fuera del agua y mostrando las barbas filtradoras, algo muy inusual, al parecer.
Fue allí, en esa playa, donde reconocí los colores de aquel amanecer soñado cinco años antes. Y donde pudimos contemplar otras muchas maravillas como leones marinos tomando el sol y nadando traviesos hacia nuestra lancha, y los restos de un bosque prehistórico petrificado. Pero eso es otra historia...

En fin...
Si puedes, no dejes que tu vida pase sin vivir la experiencia única de tener cerca una ballena.

M.G.

Patagonia Argentina. Agosto, 2010

Leviatán o la ballena. Philip Hoare. Ático de los libros. 2010


































 


                                                        









miércoles, 19 de octubre de 2011

LA VERDADERA HISTORIA DE LAS COSAS


Cuando, hace casi cuatro años, ví este vídeo me sentí desolada e indignada. El engranaje perverso con que nuestra sociedad "civilizada" de consumo se empeña en explotar y destruir el planeta y a sus habitantes se muestra en él resumido con una claridad sobrecogedora.

Entonces sentí que lo mejor que podía hacer era reenviarlo a mis contactos, contribuir de alguna manera a que esa incomodidad que a mí me produjo, esas preguntas y reflexiones que me sugirió, y esa profunda sensación de RESPONSABILIDAD COMPARTIDA que me transmitió, se expandieran.

"Será posible algún día generar una masa crítica de ciudadanos que  consigan modificar el curso de los acontecimientos?", pensé.

Estábamos por aquellas fechas comenzando a oir hablar de deceleración económica...

Vicky, con su lucidez habitual, me contestó esto al leerlo (yo no hubiera sido capaz de palabras tan certeras):

"No os parece maravilloso que, pese al hombre, las guerras, el hambre y el dolor, .... la belleza, la más absoluta belleza, que es la vida misma, siga brotando por doquier....

Que sensación de paz y pequeñez me produce darme cuenta de este espléndido e inabarcable tinglado que es la Vida!...... pero......

No es tiempo de quedarnos en la contemplación hedonista porque, mantener toda esa hermosura no es sólo cosa de políticos, empresarios o economistas. De hecho, ellos no van a hacer casi nada. Están pillados. El sistema es un monstruo con enormes tentáculos, difícil de parar. Sólo la transformación individual, el paso de cada uno de nosotros a la consciencia de una vida sencilla, limpia y solidaria puede ayudar al cambio.

Hay que trabajar para que la trampa suicida del consumo se desvele y podamos ejercer nuestro derecho a no compartir su falso espejismo de bienestar.
No veo otra forma para conseguirlo que ahondar en la realidad cada día, analizando la información que dejamos que entre en nuestro cerebro (y lo que hacemos con ella), los productos que llenan nuestra cesta de la compra, los alimentos que metemos en nuestra boca, la publicidad que consentimos que fabrique nuestros deseos, las compañías, las conversaciones, las actividades en las que bajamos la guardia y mimetizamos indolentes con la frivolidad del clan.

Poco a poco, y con el trabajo de todos, podemos hacer que se hable más de ética, consciencia, responsabilidad, salud y progreso sostenible, ...que de fútbol o actrices. Las "cumbres", "gobiernos" y "multinacionales" no van a hacerlo. Tienen otras preocupaciones, obligaciones, padrinos, vinculaciones e intereses.

Continuar por el camino que llevamos no sólo es seguir consintiendo que muera de hambre un niño cada cinco segundos, sino ir de cabeza al desastre y la autoextinción como especie (La Vida, no, claro.... La Vida seguirá sin nosotros.... Es un consuelo)".

Ahora la deceleración es ya una franca crisis, económica y de valores; la trampa suicida del consumo se ha desvelado; y el hartazgo generalizado de la ciudadanía, manifestado por todo el mundo, parece estar alcanzando esa masa crítica. 

Tal vez aún haya esperanza??


LA HISTORIA DE LAS COSAS 1-2-3 (en español):





lunes, 10 de octubre de 2011

EL BOOMERANG SIEMPRE VUELVE (2)



Limpiando correos atrasados me he encontrado con este artículo, de la misma página de psicología de ese periódico de gran tirada de la que salió hace unos días el boomerang. Esta vez lo transcribo en su totalidad, pues nada en él tiene desperdicio... y añado al final dos referencias bibliográficas a la que el autor propone.

Todo ello da para reflexionar toda una vida. Que cada cual elija sus opciones... y su camino.

LAS CASUALIDADES NO EXISTEN

No somos marionetas en manos del azar. La vida no es un accidente regido por la suerte ni las coincidencias. Por más que nos cueste creerlo, recogemos lo que sembramos. Veamos la vida como un continuo aprendizaje.

Formamos parte de una sociedad materialista, desencantada del mundo en el que vivimos. Por eso, en general solemos creer que nuestra vida es un accidente regido por la suerte y las coincidencias. Es decir, que no importan nuestras decisiones y nuestras acciones, pues en última instancia las cosas pasan por "casualidad". Esta visión nos convierte en meras marionetas en manos del azar.

"Según la ley de la sincronicidad, lo que nos ocurre, bueno o malo, está ahí para que aprendamos algo acerca de nosotros mismos".

En paralelo, muchos individuos nos hemos vuelto "nihilistas". No es que no creamos en nada. Simplemente "negamos cualquier significado o finalidad trascendente de la existencia humana". De ahí que orientemos nuestra vida a saciar nuestro propio interés.

Pero ¿realmente la vida es un accidente que se rige de forma aleatoria? ¿Estamos aquí para trabajar, consumir y divertirnos? ¿Acaso no hay una finalidad más trascendente? Lo irónico es que la existencia de estas creencias limitadoras pone de manifiesto que todo lo que existe tiene un propósito, por más que muchas veces no sepamos descifrarlo. No en vano creer que no tenemos ningún tipo de control sobre nuestra vida refuerza nuestro victimismo. Y pensar que la existencia carece por completo de sentido justifica nuestra tendencia a huir constantemente de nosotros mismos.

Es decir, que incluso estas creencias no están ahí por casualidad, sino que cumplen la función de evitar que nos enfrentemos a nuestros dos mayores temores: el "miedo a la libertad" y el "miedo al vacío". Mientras sigamos creyendo que nuestra propia vida no depende de nosotros, podremos seguir eludiendo cualquier tipo de responsabilidad. Y mientras sigamos pensando que todo esto no es más que un accidente, podremos seguir marginando cualquier posibilidad de encontrar la respuesta a la pregunta ¿para qué vivimos?

DEL POR QUÉ AL PARA QUÉ

"El caos es el orden que todavía no comprendemos" (Gregory Norris-Cervetto)

Cegados por nuestro egocentrismo, solemos preguntarnos por qué nos pasan las cosas, en lugar de reflexionar acerca de para qué nos han ocurrido. Preguntarnos por qué es completamente inútil. Fomenta que veamos la situación como un problema y nos lleva a adoptar el papel de víctima y sentirnos impotentes.

Por el contrario, preguntarnos para qué nos permite ver esa misma situación como una oportunidad. Y esta percepción lleva a entrenar el músculo de la responsabilidad. Una actitud mucho más eficiente y constructiva. Favorece que empecemos a intuir la oportunidad de aprendizaje subyacente a cualquier experiencia, sea la que sea.

Y esto es precisamente de lo que trata la "física cuántica". En líneas generales, establece que "la realidad es un campo de potenciales posibilidades infinitas". Sin embargo, "solo se materializan aquellas que son contempladas y aceptadas". Es decir, que ahora mismo, en este preciso instante, nuestras circunstancias actuales son el resultado de la manera en la que hemos venido pensando y actuando a lo largo de nuestra vida.

Si hemos venido creyendo que estamos aquí para tener un empleo monótono que nos permita pagar nuestros costes de vida, eso es precisamente lo que habremos cocreado con nuestros pensamientos, decisiones y comportamientos. Por el contrario, si cambiamos nuestra manera de pensar y de actuar, tenemos la opción de modificar el rumbo de nuestra existencia, cosechando otros resultados diferentes. El simple hecho de creer que es posible representa el primer paso.

LA TEORÍA DEL CAOS

"El aleteo de una mariposa puede provocar un 'tsunami' al otro lado del mundo" (proverbio chino)

Lo mismo nos sugiere "la teoría del caos". Por medio de complicados e ingeniosos cálculos matemáticos "permite deducir el orden subyacente que ocultan fenómenos aparentemente aleatorios". Dentro de estas investigaciones, destaca "el efecto mariposa".
Para comprenderlo, un ejemplo: imaginemos que un chico se va un año fuera de su ciudad para estudiar un máster en el extranjero. Y que al regresar a casa entra a trabajar de becario en una empresa. Allí aparece una nueva becaria, a quien sientan a su lado. Nada más verse, los dos jóvenes se enamoran. Y seis años más tarde se casan, forman una familia y viven juntos para siempre.

En este ejemplo, "el efecto mariposa" estudiaría la red causal de acontecimientos que hicieron posible que el chico coincidiera con la chica en un lugar físico determinado en un momento psicológico oportuno.

Al observar su historia detenidamente, comprobamos que el joven decidió estudiar un máster a raíz de la separación con su exnovia, a quien conoció años atrás en una discoteca. Remontándonos a esa noche de fiesta, destaca que el chico decidió salir con sus amigos tras perder una apuesta. Es decir, si no hubiera perdido la apuesta no habría ido a aquella discoteca y, en consecuencia, no habría conocido a su exnovia. Y si esta no lo hubiera dejado, no habría estudiado el máster, que es lo que le permitió entrar a trabajar de becario. Y fue precisamente este empleo el que le posibilitó conocer y enamorarse de la mujer con la que pasaría el resto de su vida. Perder una simple apuesta le llevó a ganar un amor eterno.

LA LEY DE LA SINCRONICIDAD


"Lo que no hacemos consciente se manifiesta en nuestra vida como destino" (Carl Jung)

Nuestra existencia no está gobernada por la suerte ni el azar, sino por "la ley de la sincronicidad". Esta determina que "todo lo que ocurre tiene un propósito". Pero como todo lo verdaderamente importante, no podemos verlo con los ojos ni entenderlo con la mente. Esta invisible red de conexiones tan solo puede intuirse y comprenderse con el corazón. 

La ley de la sincronicidad significa que "aunque a veces nos ocurren cosas que aparentemente no tienen nada que ver con las decisiones y las acciones que hemos tomado en nuestro día a día, estas cosas están ahí para que aprendamos algo acerca de nosotros mismos, de nuestra manera de disfrutar la vida".

De ahí que mientras sigamos resistiéndonos a ver la vida como un aprendizaje, seguiremos sufriendo por no aceptar las circunstancias que hemos cocreado con nuestros pensamientos, decisiones y acciones. No existen las coincidencias. Tan solo la ilusión de que existen las coincidencias. De hecho, "la ley de la sincronicidad" también ha descubierto que "nuestro sistema de creencias y, por ende, nuestra manera de pensar determinan en última instancia no solo nuestra identidad, sino también nuestras circunstancias".

Por ejemplo, que si somos personas inseguras y miedosas, atraeremos a nuestra vida situaciones inciertas que nos permitan entrenar los músculos de la confianza y la valentía. Así, los sucesos externos que forman parte de nuestra existencia suelen ser un reflejo de nuestros procesos emocionales internos. De ahí la importancia de conocernos a nosotros mismos.

LA LEY DEL KARMA

"Cada uno recoge lo que siembra" (Buda)

Si bien la "física cuántica", "la teoría del caos", el "efecto mariposa" y "la teoría de la sincronicidad" son descubrimientos científicos llevados a cabo en Occidente a lo largo del siglo XX, lo cierto es que no tienen nada de nuevo. En Oriente se llegó a esta misma conclusión alrededor del siglo V antes de Cristo. Según los historiadores, por aquel entonces se popularizó "la ley del karma", también conocida como "la ley de causa y efecto".
La ley del karma afirma, en esencia, que "todo lo que pensamos, decimos y hacemos tiene consecuencias". De ahí que en el caso de que cometamos errores, obtengamos resultados de malestar que nos permitan darnos cuenta de que hemos errado, pudiendo así aprender y evolucionar. Y en paralelo, en el caso de que cometamos aciertos, cosechemos efectos de bienestar que nos permitan verificar que estamos viviendo con comprensión, discernimiento y sabiduría.

Esta es la razón por la que los sucesos que componen nuestra existencia no están regidos por la "casualidad", sino por la "causalidad". Según "la ley del karma", cada uno de nosotros "recibe lo que da", lo que elimina toda posibilidad de caer en las garras del inútil y peligroso victimismo.

Borja Vilaseca 06/03/2011



El misterio de las coincidencias. Eduardo Zancolli. RBA. 2003.

El Tao de la Física. Frijof Capra. Barcelona: Sirio. 2000. Tercera edición.

El Campo. Lynne McTaggart. Barcelona: Sirio. 2006.