miércoles, 9 de noviembre de 2011

LA MÁSCARA Y EL ESPEJO


Hace unos quince años escuché por primera vez a una cantante de música celta: Loreena McKennitt. 
Me cautivó su voz vibrante, cristalina, la riqueza instrumental y el aire evocador de otras culturas y otras tierras de sus melodías, que iban mucho más allá del mundo celta.
Su música traduce una búsqueda continua, un perpetuo aprendizaje, un "viaje vital" cuya filosofía tantos viajeros comparten... como bien dice en El Libro de los Secretos: "Un buen viajero no tiene planes fijados, ni trata, antes de partir, de llegar a sitio alguno. En su travesía incorpora nuevos amigos y llega a descubrir destinos nunca jamás imaginados".

Su música, desde entonces, me ha acompañado en mis "viajes": Ha sido la banda sonora en mi Ruta de la Seda, ha guiado mis pasos por Estambul, ha marcado la seducción de un baile, el inicio de una pasión, la emoción de una despedida, el recuerdo de una amistad, de una escucha compartida, la melancolía de una tarde lluviosa, los colores de un atardecer, la evocación de ciudades invisibles leídas e imaginadas... Y me ha movido a la reflexión sobre el sentido de todo ello. Sobre todo otra de sus obras: "La Máscara y el Espejo".

Con cuántas máscaras nos relacionamos con los demás, nos presentamos ante el mundo...? Somos conscientes de ellas o nos hemos acostumbrado tanto a llevarlas que no las distinguimos de nuestra propia piel? Seríamos capaces de quitárnoslas y mirarnos en el espejo de la realidad tal cual somos, a "cara descubierta"? Es posible? Es deseable? Y qué pasaría si todos hiciéramos eso? Sería soportable tanta "verdad"? O basta con el juego de espejos que proyectamos y provocamos los unos sobre los otros y lo que nos muestra del otro y de nosostros mismos?
En fin...

Selecciono tres temas de ese CD, no tal vez los más hermosos, pues todos lo son, sino los más significativos para mí. Ahí van...



Marrakesh Night Market


The Mystic´s Dream

                                           
 The Dark Night of the Soul