"Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina"
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina"
Esta estrofa del poema de Miguel
Hernández, El niño yuntero, musicada por Víctor Jara en su estremecedora
canción, me ha venido a la mente muchas veces en los viajes cuando he visto a
los niños... en las fábricas de ladrillos, pastoreando rebaños, arrastrando
cargas de generaciones sobre sus hombros, cosiendo blancas camisas que nunca
podrán ponerse con sus pequeñas manitas y unas sonrisas que van
transformándose, poco a poco, en un rictus que quedará grabado ya en sus grises
vidas de adultos.
Hay más cosas que me duelen, y me
indignan: La desfachatez de los políticos, capaces de prometer lo imposible y
vender al Pueblo que representan con tal de perpetuarse en sus cargos y sus
prebendas; la codicia de banqueros y financieros, vendedores de humo y prestamistas
de sueños... ladrones de ilusiones, estómagos insaciables...; la manipulación
de la información con la que se nos intenta mantener en la parálisis del miedo;
la injusticia de los que aplican la justicia según sea de influyente y poderoso
el juzgado y hacen y deshacen leyes según la conveniencia de éstos; el
conformismo con el que aceptamos todo ésto como un mal menor mientras no nos
afecte demasiado, mientras nuestra egóica parcelita no se vea mermada (
mientras nos van cocinando poco a poco, a fuego lento, sin que nos demos cuenta,
como le pasó a la rana de la fábula...); la atrocidad de las guerras (
"Pero, es que no aprenderemos nunca???", me digo una y otra vez ) en
las que se descarnan y acribillan seres humanos, títeres de los que, a salvo,
manejan los hilos desde sus cómodas poltronas mientras calculan los pingües
beneficios que les reportará el caos... valorando las víctimas resultantes como
daños colaterales necesarios; la enorme hipocresía de los organismos
internacionales en sus "circos mediáticos", sus condenas "de
salón" mientras permiten y consienten...
Febrero ha sido un mes de reflexión, de
vida y muerte ( así, literal ), de luces y sombras... Intensa prolongación del
no menos intenso Enero. Un mes de silencio en este espacio virtual.
Hay mucho pugnando por salir: El viento
barriendo el polvoriento horizonte en un campamento saharaui, y su luchadora
gente; el cielo plomizo, inabarcable, del Serengeti con un sueño de elefantes
al fondo; los instantes atrapados, insólitas perspectivas de hielo y fuego,
captadas por el ojo de la cámara en la maravillosa Patagonia; la inquietante
belleza de lo sutil con la que la Naturaleza nos regala y que se nos escapa
casi siempre... y, sobre todo, un homenaje a un Pueblo que me cautivó con su
hospitalidad, su apertura y su tolerancia, a un país que me caló tan hondo que
me hizo regresar a él y recomendar encarecidamente no sólo visitarlo sino
vivirlo ( recuerdas, Pablo, mi insistencia para que lo incluyeras en tu Ruta de
la Seda y los casi seis meses que lo disfrutaste mimetizándote con su gente
hasta hablar árabe en sus zocos como uno de ellos? ): Siria.
Veo con desolación cómo ese Pueblo se
desangra; a sus ciudadanos exhaustos, asistiendo a su destrucción, la masacre
con la que desayunan sus estómagos vacíos día a día... y no puedo reconocerlo en
esos escombros, aunque el germen del caos ya estaba ahí, la mecha a punto
siempre de prender el polvorín, como en los delirios de otros dictadores. Es
como un mal sueño... Otro más.
Pero elijo quedarme con la valentía de
los que creen que otro mundo mejor es posible y lo trabajan cada día. Desde
proyectos apasionantes, como el hospital en Nepal de los de Soñadores sin
fronteras ( Ojalá consigáis esa financiación imprescindible, Antonio! ); a la
humilde, sencilla, pero entusiasta e incansable tarea de José en Tombouctú con
su Acción Kabida aún poniendo en riesgo su vida ( Ojalá el conflicto se
resuelva pronto y tu mujer e hija puedan volver contigo! ); a gestos tan
individuales como sorprendentemente eficaces de los que no necesitan una ONG
detrás porque asumen su propia responsabilidad ( Gracias, Diego, por tu lección
de coherencia, aceptando tus contradicciones, y los gestos con los que cada día
das forma a una vida con propósito; por enseñarme el valor de bajar la
ventanilla y mirar a los ojos del que está al otro lado ).
"¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?"
verdugo de esta cadena?"
Posiblemente de gente como vosotros.
GRACIAS POR VUESTRO EJEMPLO!!
Y unas reflexiones en voz de Galeano...
urdimbres2011.wordpress.com/.../27/los-nadies-que-cuestan-menos-que-la-bala-que-los-mata