Viyajanagar significa victoria. Este el nombre de la ciudad capital de la dinastía homónima que constituyó el “Renacimiento indio” de 1326 hasta 1565.
Su importancia durante esos 200 años fue comparable, si no superior, a la de Roma en nuestras latitudes, llegando a tener unos 500.000 habitantes.
Saqueada por los invasores islámicos de la confederación de sultanatos del Decán, que no consiguieron dar con su tesoro (se dice que éste, una vez salvado, ocupó en su traslado 500 elefantes...), lo que quedó del imperio fue trasladado a la región de Andhra Pradesh, donde sobrevivió a duras penas unos años antes de caer definitivamente en el olvido.
Las ruinas de Vijayanagar ocupan una superficie de 16 Km. cuadrados en el valle del río Tungabhadra, en una zona en la que el Ramayana sitúa Kishkinda, el reino mítico de los monos, y fueron declaradas por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1987.
Su hallazgo sorprendió a los británicos en el S.XIX (Kipling la menciona en el capítulo “el reino de los monos” del Libro de la Selva) y nos sorprende a nosotros.
Se trata de un paisaje encantador, fascinante...
En una de esas de pedrizas graníticas parecida a las vistas anteriormente pero mucho más extensa y “monumental”, entre cultivos de banano, caña y arroz, y campos florecidos, a la sombra de grandes árboles, asoman dispersas, hasta donde alcanza la vista, multitud de ruinas: grupos de templos con sus cúpulas y muros de protección, columnatas, templetes, miradores... sobre las que corretean ardillas y lagartos. Entre ellas pastan tranquilamente las ovejas y las vacas. Los lugareños van y vienen por las margenes del río, en el que los niños se bañan. Pequeñas embarcaciones circulares (putti) cruzan de un lado a otro o, simplemente, pasean a los turistas (muy pocos, al menos en esta época del año).
Las ruinas están integradas en el paisaje, los habitantes en las ruinas, y todo el conjunto compone una estampa bucólica que recuerda a los paisajes de la pintura romántica del XIX.
Visitamos el complejo del templo de Vittal con sus columnas sonoras (el efecto se conseguía gracias al diferente diámetro, altura y disposición de las mismas, 56 en total), La balanza real (el peso del monarca era entregado en oro a los Brahmanes), el bazar de Sule (bajo las columnas de un lado los comerciantes locales con sus especias, marfiles, sedas y piedras preciosas; enfrente portugueses, chinos, árabes... con los que canjeaban por caballos que el imperio usaba para mantener sus dominios), el templo de Achyutara, el Centro Real... El eclecticismo de su decoración se debe a su carácter y a los diferentes artistas que pasaron por él huyendo de las invasiones islámicas.
Caminamos hacia Hampi Bazar. Como tantas veces no tengo ni idea de lo que me voy a encontrar... Y, como tantas veces, lo que veo supera a cualquier realidad imaginable: En las arcadas del bazar se han ido instalando pobladores, construyendo sus casas usando la estructura de columnatas y templos. Al parecer esto empezó con la afluencia de turistas y ha ido aumentando con el paso del tiempo hasta constituir un pueblo en las ruinas, todo ello sin permiso.
Por iniciativa de las autoridades locales se pretende desalojar a los colonos y demoler sus construcciones para proteger así el patrimonio. Y también aprovechar para construir luego un hotel gestionado por el gobierno con precios para turistas...
Pero, a dónde irán los habitantes de Hampi, cuyas últimas generaciones ya han nacido ahí? A Bangalore, a incrementar su cinturón de pobreza?? Las indemnizaciones prometidas no llegan debido a la corrupción y ya se está empezando a demoler en las inmediaciones del templo de Virupaksha.
Este tema de la corrupción merece capítulo aparte... India está a la cabeza en el ranking de países corruptos, sólo adelantada por algun país africano. En este país, para abrir cualquier negocio, además de los permisos oficiales (right way), es necesario iniciar una cadena de sobornos a la "no right people" de turno.
La clase media está ya más que harta de esa sobregravación de sus actividades que no se traduce en mejoras sociales.
Recientemente la situación ha estallado con la reclamación de un parlamentario, Anna Hazare, que ha iniciado una huelga de hambre indefinida pidiendo que la legislación anticorrupción sea aplicada a la clase política (No sé de qué me suena esto...). La respuesta social ha sido entusiasta y se están llevando a cabo huelgas y movilizaciones. Esto es ahora noticia de primera página aquí, en la CNN...
Mientras tanto la "nueva" ciudad de Viyajanagar corre el riesgo de volver a ser la ciudad fantasma que fue durante siglos.