He de reconocer que estos dos vídeos, a los que mi admirado Sir David Attenborough ha puesto voz, me han emocionado.
Con el primero han aflorado imágenes, colores, sabores... de muchos viajes; sensaciones y emociones que han quedado grabadas en todas mis memorias como preciados tesoros; recuerdos de los regalos que la Madre Tierra nos hace a cada momento y en cada recodo de su esférico espacio...
Con el segundo las lágrimas han sido de desesperanza, de indignación, de vergüenza.
La diferencia entre ambos es la actuación del hombre.
Ha pasado mucho tiempo desde que el Hombre se irguió sobre sus patas traseras. Entonces aún no teníamos conciencia de especie, aún no nos creíamos los amos del Mundo... Entonces todavía la respetábamos y recogíamos sus dones con equidad y agradecimiento, justo lo que necesitábamos para vivir, ni más ni menos, interactuando en Ella sin alterar su equilibrio. Entonces nuestro poder depredador y devastador no estaba tan desarrollado. Ahora nuestra ambición, nuestra codicia sin límites en su sobreexplotación, la está llevando, nos está llevando, en una espiral imparable, al límite de la extenuación.
Hasta dónde va a llegar nuestra grosería, nuestra insensibilidad, nuestra estupidez??
Vamos a ser por ello más felices o sólo estamos caminando hacia la destrucción?
Hay aún espacio para la esperanza o sólo cabe cruzarse de brazos, mirar hacia otro lado y acatar con escepticismo el destino que todos estamos cocreando?
Seguro que cada uno de nosotros no puede hacer nada o dejar de hacer algo al respecto?
Son preguntas que me hago y, como tantas veces, sólo me viene una respuesta: RESPONSABILIDAD COMPARTIDA.
Serge Latouche: "La gente feliz no suele consumir" - FILÓSOFO Y ECONOMISTA DEL DECRECIMIENTO - Diari
¿QUÉ MUNDO QUEREMOS TENER?
¿ÉSTE?
¿O ÉSTE?
1 comentario:
Fantástico. Conocía el primer vídeo, pero no el segundo, que lo llena de un realismo patético.
El movimiento por "El decrecimiento" me parece muy deseable aunque siempre me chocan estas propuestas con el hecho de que no queremos prescindir de lo que han sido avances de nuestra civilización y va todo en el paquete. Porque... ¿De cuántas comodidades querríamos prescindir? (vale, unas cuantas). ¿De cuántos servicios públicos nos podríamos desprender sin problemas (transportes, sanidad, infraestructuras, seguridad, etc.)? ¿De cuántos avances científicos pasaríamos tranquilamente sabiendo que, antes o después, nos iría en ello la vida?
Siempre que nos imaginamos otra forma de vida más sencilla y austera nos sentimos en posición de exigir la de otros porque nosotros no pasamos, en el mejor de los casos, de evitar coger el coche, reciclar, poner bombillas de bajo consumo, comprar comercio justo, ir al campo o comer sano.
La verdad es dura y el cambio, aún siendo imprescindible, o lo hacemos todos a la vez o no va a funcionar.
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