Una vez, acompañando a un amigo al aeropuerto, al facturar, la azafata le dijo al ver su gesto entusiasta y ávido ante el viaje: "Ventanilla, no? Usted tiene cara de ventanilla...".
Yo en los viajes largos elijo pasillo, a ser posible, por una cuestión práctica: poder estirar las piernas. Pero estiro también todo lo que puedo el cuello para captar al máximo, en el despegue y el aterrizaje, esas fugaces perspectivas aéreas que nos muestran la Tierra como una maqueta, un tablero sobre el que se despliega el juego de la Vida y que me hacen sentir con inquietud, pero también con cierto alivio, la relatividad de la existencia.
Y ya una vez en destino intento enriquecer la perspectiva horizontal con la vertical sobrevolando algún lugar de especial interés como éstos...
Cuando me monté en aquella avionetilla en Nazca, al lado del piloto, sonreí entusiasmada al ver todas esas palanquitas y relojillos tan cerca y le dije mirándole con picardía: "Bueno, a la vuelta la aterrizo yo". Creo que no captó la broma, por la cara de pocos amigos que puso... Y se aplicó a hacer planeadas y picados, a un lado y otro, sobre esa apabullante extensión de líneas entrecruzadas salpicadas de figuras que nos iba nombrando: el colibrí, el mono, la araña, el cóndor, el extraterrestre, la ballena... El estómago se me iba encogiendo, creo que más por el vértigo de esa obra descomunal e incomprensible que por el desafío a la gravedad de nuestro vuelo, que tenía ya a una de las ocupantes atrás usando la bolsita de emergencia...
Otra avioneta nos llevó, desde Kathmandú, por encima del techo del Mundo, a sobrevolar la cordillera del Himalaya, ese desolado y soberbio mundo de hielos y nieves perpetuas, hasta la silueta del Everest, al que no pudimos acercarnos más que fugazmente para no invadir el espacio aéreo chino. Aquí lo flipante fue no sólo la panorámica, sino imaginar a los frágiles humanos con su inquebrantable tozudez pretendiendo esas cumbres.
El Delta del Okawango fue otro destino inolvidable. Ese excéntrico río que desemboca en una llanura desértica estaba sembrado de Vida: hipopótamos, elefantes, antílopes, jirafas... y bandadas de garzas blanqueando sus orillas. Todo un milagro de la Naturaleza.
En Iguazú monté por primera vez en un helicóptero. Desde el lado brasileño nos suspendimos sobre esa grieta en la que se precipita una rugiente masa de agua espumeante. Aunque lo que verdaderamente me emocionó fue ver a los frágiles vencejos atravesar la tremenda cortina de agua en la Garganta del Diablo para acceder a sus nidos.
En helicóptero también pude apreciar la enorme extensión del complejo de templos de Angkor Wat, al parecer el mayor delirio religioso jamás construido, que intentamos abarcar en tres frenéticos días dando botes en un tuk-tuk...
Y también recuerdo un viaje más cercano... desde los hangares de Cerezo de Abajo en un híbrido ultarligero planeando las laderas del pico Cebollera o Tres Provincias en el extremo de la Sierra de Ayllón... Un lugar muy especial para mí.
Queda pendiente sobrevolar algo en globo... Capadocia, por ejemplo, o algo más cercano, como los volcanes de Olot.
Pero, mira por dónde, mi blog sí ha montado en globo... gracias al vídeo "promocional" que mi amigo Miguel Ruiz ha montado con imágenes de la querida sabana africana tomadas desde esa perspectiva, fotos de mis post, y una vitalista música compuesta por él. Todo un Regalazo que dejo aquí junto con algunas fotos de esas visiones aéreas.
Y con una canción muy significativa... Learning to fly, de Tom Petty.
A volar!!!
M.G.
Perú Agosto 2003, Nepal Agosto 2004, Zimbawe Agosto 2000, Brasil-Argentina Agosto 2005, Camboya Agosto 2006, Somosierra Septiembre 1996.
M.G.
Perú Agosto 2003, Nepal Agosto 2004, Zimbawe Agosto 2000, Brasil-Argentina Agosto 2005, Camboya Agosto 2006, Somosierra Septiembre 1996.
FREE AS A SWALLOW - YouTube
http://www.youtube.com/watch%3Fv%3DnQHUEQyZNeYhttp://www.youtube.com/watch%3Fv%3DnQHUEQyZNeY
Lástima que en algunas de esas aventuras aún no disponía de cámara digital... (Las de Nazca las hizo mi amigo Luis Madrid).
4 comentarios:
Muy bien volado, sí señor.
Besos.
Tx.
¡Qué bien escribes, Compañera del metal! Me alegro de haber contribuido a convencerte de que lo hicieras. Tú misma eres la primera beneficiada porque les das a tus viajes otra profundidad al recordarlos, te obligas a revivirlos, volviendo a interpretarlos, combinando lo que
grabó la retina con lo que hizo tu cámara o la del algún amigo.
Elvira
He leído tu blog, ¡qué maravilla de fotos!; hay que reconocer que se te toma envidia (sana) enseguida que se empieza a leer. ¡Qué suerte (o coraje) tienes para haber podido vivir todo eso!.
Yo tuve la suerte de poder haber estado en el helicóptero en Igazú en el 92 (¿el mismo quizá?), en Perú no tuve tiempo de ir a ver lo de Nazca. El resto de las fotos increibles, bonitas.
Eres una gran aventurera, como el águila de mi video. Sigue así, no hay mayor simpleza que la Naturaleza, y no te enredes en el resto de la vida que también debe de ser simple (que no aburrida) para ser disfrutada.
Un abrazo fuerte.
Fernando
Muy bien expresas lo que siente tu cuerpo y alma con la cercanía a la naturaleza. Hay tanto por conocer y disfrutar y uno perdiendo esas oportunidades por estar buscando dinero para tratar de vivir con algo de calidad, paz y armonía dentro de esta jauría humana que no respeta principios ni derechos y que en muchas ocasiones destruye la naturaleza en busca de enriquecimiento personal desmedido.
La verdadera felicidad no es tan difícil de alcanzar, hay tanta gente buena como tu que desea compartir con quien te lee, algunas de tus vivencias gratificante y reconfortantes. Un beso y sigue viajando y compartiendo
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