miércoles, 8 de agosto de 2012

RUMBO A BEIJING. 1- Reflexiones previas


Este verano quería viajar a África. El cuerpo me pedía grandes espacios naturales, abiertos, diáfanos, inhabitados, en los que la mente no tuviera dónde agarrarse.

Pero no era eso lo que tocaba... sino algo que estaba en las antípodas. Como culminación de los estudios de Medicina Tradicional China tenía dos opciones: elaborar una tesina (puuuffff....!! Qué pereza!!!) o realizar las prácticas finales en un hospital de Beijing con mis entrañables compañeros en esta aventura de cuatro años. Sin duda ésta era la opción más seductora, y no dejaba lugar para el aplazamiento: O iba este año o posiblemente lo iría dejando pasar.

Este viaje, además, tenía un valor simbólico, de cierre de ciclo. Justo hace cinco años, bastante desencantada con el tipo de Medicina en el que me veía inmersa, en medio de una "crisis de fe", preferí ir a una charla sobre Medicina Tradicional China antes que acudir a la celebración del 20 aniversario de mi promoción de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid. Esa charla me decidió a seguir por este camino...

Hace unas semanas, tras los últimos exámenes con los que concluía mis estudios, esta vez sí, asistí al acto y posterior cóctel conmemorativos del 25 aniversario. Acababa de celebrarse el congreso nacional de mi Especialidad, en la que ya había aceptado un cargo de responsabilidad... Me descubrí ahí hablando entusiasmada sobre esta Medicina, pero también muy contenta de lo realizado desde la otra, la Occidental. Sentí entonces, con alivio, que me había reconciliado con ella y que llegaba el momento de intentar conciliar ambas.
Este es también un viaje especial porque se trata del primero que hago fuera de Europa de forma no organizada, para pasar una larga temporada en la misma ciudad y, además, con una motivación no vacacional. Y, aunque intento ir a los viajes libre de expectativas, en cierto modo confiaba que éste me arrojaría cierta claridad sobre el punto anterior: Ver si es posible conciliar esos dos mundos laborales y de qué modo...

A esto se sumaron una serie de incidentes, de des-engaños en lo personal-emocional previos que me dejaron bien claro dónde me merecía la pena y dónde no poner mi energía y que despejaron bastante mi camino de cara al viaje.

Me fui, pues, con muy poco equipaje en todo los sentidos (mi mochila poco más de 11 kgr. y una sensación de ligereza, de libertad y de alegría interiores indefinibles...). "Sigue camino sin mirar atrás" me insistió Jordi cuando vio que en las tiradas de Tarot que le pedí, al igual que antiguamente antes de emprender un viaje o tomar un nuevo rumbo se consultaba el oráculo, se repetía el arcano sin número, el Loco, la figura-comodín que ligera de equipaje, y con la cabeza bien alta, camina hacia el futuro con determinación...

Así que eso me dispuse a hacer: Caminar con determinación rumbo a Beijing...



                                                               







4 comentarios:

Vicky Moreno dijo...

Me emociona imaginarte en la cima de tu esfuerzo, viajando hacia el futuro con la mente serena y el corazón abierto.
Te mando mis mejores deseos para un tiempo de cosecha lúcido, lúdico, lúbrico y luminoso, bien merecido.
Estoy contigo en este cómplice silencio. Siempre lo estuve.

Anónimo dijo...

Al final hiciste lo más simple, es decir lo idóneo, y te salió bien.
Fernando

Pablo dijo...

Hola Marisa! Ni hao ma?

Me alegra saber que estás bien, reuniendo Oriente y Occidente en tus prácticas de salud! Coraje! Por aquí, regresando... e intentado evitar el stress de un ritmo de vida demasiado acelerado después del Camino.

Te envío la foto que te había prometido. Luego te mandaré otras para compartir el viaje!

Un beso grande y muuuuucha suerte en tu experiencia china,



Pablo

sara dijo...

Hola compañera!!! Hola amiga!!
Veo que las ideas se aposentasn y toman forman. Que las emociones florecen y que la puerta hacia el buen camino ya está bierta y sin miedos.
Me alegro muchísimo.
Esperamos más entradas de este especial viaje en todos los sentidos.
Con muchisimo Cariño.
Sara