Thanjavur es la antigua capital de la dinastía Chela (S.IX-XIII). Este inquieto reino expandió el hinduísmo hasta Sri-Lanka, Camboya, Thailandia, Sumatra... y nos muestra su pretérito esplendor en el grandioso templo de Brihadisvara (cómo no, consagrado a Shiva), patrimonio mundial de la UNESCO.
Su vymana (cúpula que corona el santuario central), sobrevolada por los milanos, alcanza los 66 metros de altura y es visible desde toda la comarca. En este caso, lo que para mí es de agradecer, los bajorrelieves no están repintados, con lo que la piedra arenisca que los soporta muestra su color natural anaranjado que adquiere hermosas tonalidades al comienzo y final del día. En cambio, sus soportales exhiben unos frescos originales muy vistosos.
Algo sobre los templos...
Al igual que en nuestra Edad Media la vida se organizaba en torno al castillo, aquí lo hacía alrededor del templo. De hecho, los templos, sobre todo los más grandes, son, además de un centro de culto donde se va a orar y hacer ofrendas, un lugar de reunión donde la gente descansa, charla, duerme..., los niños son adoctrinados, y los pobres de solemnidad reciben caridad.
Hay que descalzarse antes de entrar a ellos pero, a diferencia de mezquitas y otros templos asiáticos, aquí a menudo hay que dejar los zapatos a unas calles de distancia y hacer el trayecto descalzo, con lo que los pies se van curtiendo, como todo lo demás, poco a poco.
Poco más que añadir sobre esta ciudad caótica y ruidosa donde el picante (realmente strong), apenas apagado por la cerveza, empezó a hacer su efecto...
El palacio, en estado ruinoso, conserva una interesante colección de bronces representando el panteón hindú realizados con la técnica de la cera perdida que habíamos podido apreciar en un taller local. Lamentablemente, la presentación es precaria, y el calor tan intenso que estás más pendiente de acercarte a los ventiladores que a las vitrinas.
Y, con todo, lo más impactante es la estación de autobuses y sus alrededores. Un auténtico hervidero de vida. Atreverse a coger uno de ellos queda pendiente para un próximo viaje.
Pero, por ahora, vamos a continuar camino en nuestro cómodo bus...
Templo de Brihadisvara
Nandi, el vehículo de Shiva
No hay comentarios:
Publicar un comentario